domingo, 24 de mayo de 2015

Yui

   Esta es una historia que surgió en un día de aburrimiento. Se suponía que sólo sería una pequeña descripción de una chica imaginaria, pero terminé por continuarla un buen rato. Este es el primer trozo, a ver que os parece:

   Su pelo es negro azabache, largo, liso, pesado y espeso. Le llega hasta la cadera. Sus ojos son de un color verde esmeralda ligeramente rasgados. Sus labios, pinceladas finas y rosas sobre su pálido y delicado rostro que se asemeja a la porcelana. Su estatura es de un metro sesenta y cinco. Su cuerpo es delgado, estilizado, proporcionado, ágil y flexible.

Una chica perfecta de 16 años con una media intacta de 10 en clase. O al menos, eso parece.
Pero no tiene sentimientos. Nunca ha amado, ni odiado. Tampoco alzado el tono. Siempre habla en uno medio con una linda voz, pero sin expresión. Tampoco sabe actuar para tapar esto.
Yui lleva 12 años sin llorar. Y nunca ha sonreído. Mataron a su familia ante sus ojos cuando tenía 4 años. A todos menos a su hermana Nori. Ella murió a manos de Yui dos años después. Ellos la tenían encerrada en una habitación. Le hacían toda clase de experimentos, torturas. Yui no pudo soportarlo más y le clavó un cuchillo en el cuello. Su hermana murió con una sonrisa dando las gracias.
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Es un día normal en Akitania, el sol azul eléctrico brilla con fuerza sobre un cielo blanco sin nubes.
Roberto Gómez, 30 años, jefe de la mafia akitense. Controla el tráfico de "laboru", una droga que fomenta la inteligencia y perfecciona la condición física. Pero cuando tomas la quinta dosis, mueres. Por eso conviene borrarlo del mapa. Así que, los jefes de Yui le han encomendado esta tarea a la joven.
Yui lleva su pelo recogido en dos moños. Viste una camiseta blanca de manga corta, unos shorts vaqueros y botas negras que le llegan poco más arriba de los tobillos. La chica es incapaz de salir de casa sin sus botas. También lleva un bolso negro cruzado su cuerpo.
La joven acelera su paso al verlo. Yui llega hasta el hombre de pelo negro corto que viste vaqueros y una camisa blanca.
- Hola- dice el hombre con una sonrisa.
- Hola, siento llegar tarde -la voz de Yui suena casi robótica.
- Descuida, sólo han pasado dos minutos. La joven no respondió, pero a ella sí que le importaba la puntualidad. - ¿A dónde vamos? -¿ Por qué no vamos a mi piso?- preguntó con voz seductora. -Vale.


"Por fin" Pensó Yui. No le gustaba nada tratar con personas. Y le resultaba complicado seducir hombres, dado a la falta de su expresión. Pero con su belleza y sus palabras, tarde o temprano, terminada seduciendo a la presa.
Llegaron a uno de los pisos del hombre.

Él cerró la puerta y sonrió acercándose a Yui agarrándola por la cintura. Le daba asco. Pero estaba acostumbrada. Roberto se inclinó y besó a la joven cerrando los ojos. Ella siguió el beso con los ojos abiertos mientras colaba su mano en el bolso sacando una daga que hundió en la espalda del hombre que abrió los ojos con sorpresa. Yui se deshizo de su abrazo y desclavó el arma para volvérsela a clavar en el corazón. El cuerpo de Roberto cayó inerte sobre suelo.
"Objetivo eliminado" dijo con la mente. (No necesitas hablar para comunicarte con el becimo). "¿Qué hago con el cuerpo?" "¿Tiene tu ADN?" Preguntó su interlocutor. "Sí" El hombre soltó una expresión de fastidio.
"Quédate ahí, mando a Mauri y a Jaco para que se deshagan del cuerpo".
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